martes, 28 de abril de 2009

Una explicación del evangelio

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La palabra evangelio, significa buena noticia. Los siguientes cuadros nos muestran en qué consiste esta BUENA NOTICIA:


En el principio, Dios creó todo perfecto y su propósito eterno, fue bendecir al hombre, manteniendo una íntima comunión entre ambos.

El hombre inocente, tenía vida espiritual, debía ser administrador de toda la creación de Dios disfrutando plenamente de ella (debía poner nombre a todos los animales y cultivar el huerto de Edén), tenía libre albedrío (sólo tenía la prohibición de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal), y podía relacionarse bien con su esposa, hijos, y con su prójimo.

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Pero el ser humano desobedeció a Dios y se hizo pecador. La relación entre ambos fue rota y el hombre sufrió en carne propia las consecuencias de ello: Murió espiritualmente (y debería también morir físicamente), comenzó a destruír el medio ambiente (contaminó la atmósfera, las aguas, las tierras), quedó dañado emocionalmente (inclinado a hacer el mal), y corrompió la sociedad (destruyendo su matrimonio, familia y todo su entorno).

Toda la creación fue dañada por el pecado y el hombre pecador quedó expuesto al infierno. Esta es la más grave MALA NOTICIA, que nos afecta a todos por igual:





Sin embargo, Dios, en su amor, quiso salvar al hombre pecador y restaurar la relación entre ambos.

Para este fin, envió a su Hijo Jesucristo, como sustituto para sufrir el castigo por nuestro pecado y ser el único medio para relacionarnos con Dios. Esta es la BUENA NOTICIA, que toda persona debe conocer en detalle:

La Biblia dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn. 3: 16)”.

Jesús mismo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mi (Jn. 14: 6)”.

Fue en la cruz, donde Jesús cumplió su propósito salvador, al cargar con los pecados de la humanidad, pero particularmente con los tuyos, y los míos, pagando la culpa que a nosotros nos correspondía pagar.
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La Biblia dice: "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotrtos fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Corintios 5: 21)".
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Su muerte salvadora en la cruz, fue confirmada por su resurrección, con cuyo poder son también transformadas las vidas de todos cuantos confían en él.
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Pero el hombre no comprende esto, y por veinte siglos ha seguido viviendo a su manera, en una permanente confusión y destrucción de su vida y de la vida de sus semejantes:


La salvación consiste en querer dejar el pecado (arrepentimiento), creer en el sacrificio gratuito que Jesucristo hizo en la cruz por ti, y recibirle por fe, como el único Señor y Salvador:
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Querer dejar el pecado: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana (Is. 1: 18)”.

Creer en el sacrificio gratuito que Cristo hizo en la cruz: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mi; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mi (Gál. 2: 20)”.

Recibirle por fe: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo (Ap. 3: 20)".

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Con Cristo en la vida, la persona puede relacionarse con Dios, comenzar un cambio integral en su vida, y ser un medio de bendición para otros:

El Espíritu Santo, transforma la vida del hombre salvado; ahora Cristo ocupa el centro de su vida, se somete a la voluntad de Dios revelada en la Biblia y comienza a vivir por fe; gradualmente su vida es ordenada:

El hombre salvado tiene vida espiritual, comienza a preservar el medio ambiente y la sociedad en general, y el Espíritu Santo comienza a fructificar en él, por lo que su daño emocional y psicológico es, gradualmente, sanado, dando lugar a una vida controlada por el Espíritu.

El hombre salvado, ya no va al infierno; y no por obras que le permitan autojustificarse, o gloriarse ante Dios, sino por la pura gracia de Dios que ha sido manifestada por medio del sacrificio de Jesucristo en la cruz.

El hombre salvado, ahora va camino al cielo, a gozar de una eternidad con Dios y con los santos de todos los tiempos que han confiado en Cristo.


Si tú reconoces que necesitas ser perdonado de tus pecados, para tener una permanente y eterna relación con Dios y un cambio de vida, no lo dejes para mañana.


Hoy es el día de salvación. Si realmente te interesa entrar en El Camino de la Salvación, lee la ORACIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO, y dila de corazón a Dios, dando un paso de fe.

Este paso de fe, hace la diferencia entre una vida sin propósito y una vida bajo la dirección de Dios.


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